La imagen corporal. Una mirada desde el género.
“La imagen corporal influye en el procesamiento de información, en la forma de percibir el mundo y en cómo sentimos y pensamos sobre nuestro cuerpo. El comportamiento, y la manera de relacionarnos también están influidos por la imagen corporal. Al movernos facilitamos su integración y los cambios graduales a lo largo de la vida, hacia la aceptación y la conexión con el placer y la expansión, desde la experiencia del juego, la danza y el movimiento consciente.”
La imagen corporal no es fija o estática, sino un constructo dinámico, que varía a lo largo de la vida en función de las propias experiencias, de las influencias sociales, etc.
Todos hemos construido una imagen interna que contiene la síntesis viva de todas nuestras vivencias emocionales, las caricias y palabras que recibimos de quienes nos rodean, también forman parte de dicha construcción.
Nos miramos con los ojos de nuestra subjetividad, por ello en muchas ocasiones no coincide cómo nos vemos y cómo nos ven. La forma de percibir el mundo está influenciada por la forma en que sentimos y pensamos sobre nuestro cuerpo.
En una sociedad que exalta la belleza y los estereotipos femeninos resulta difícil abstraerse y no ser influenciado negativamente por los mismos.
El problema surge cuando el «cuerpo ideal» se vuelve cada vez más homogéneo en su delgadez induciendo mayor presión en las mujeres que perciben sus cuerpos comparativamente como «más gordos» y «más pesados», «menos atractivos,» «menos sensuales» con relación a las imágenes mediáticas que se ofrecen diariamente. Se ha incluso asegurado que pueden ser particularmente importantes en la producción de cambios en la manera de percibir y evaluar el cuerpo y que contribuyen a la representación social del «cuerpo ideal» ofreciendo ejemplos de «mujeres atractivas»- modelos, actrices, cantantes- que proporcionan un referente con el cual las mujeres establecen comparaciones.
¿Cómo afectan estas imágenes a las mujeres?
En general hace sentir inferiores a la mayoría. Esto tiene un costo enorme, ya que existe evidencia convincente de que la imagen corporal negativa tendrá efectos en la autoestima e identidad.
Los estereotipos de “mujer ideal” que se observan en los medios de comunicación son construidos por quienes necesitan de la industria y la promoción o el mercadeo, promoviendo productos y soluciones mágicas que conducen a la insatisfacción y la práctica de dietas continuas.
Virginia Wolf cita investigaciones durante los noventa que muestra un submundo secreto en aquellas mujeres occidentales trabajadoras, atractivas, exitosas, en el que predomina una noción de belleza que implica una veta que promueve la obsesión por las dietas y el terror frente al envejecimiento y la pérdida de «atractivo físico». Afirma que el uso de imágenes de belleza femenina es un arma política que detiene el desarrollo de las mujeres: al liberarse la mujer de quehaceres domésticos, el mito de la belleza abarcó un terreno para consolidar espacios considerados «triviales» y desdeñados por los estudiosos de la cultura
Es difícil saber si se distorsiona la imagen corporal porque se está insatisfecho con el cuerpo, o porque existe una insatisfacción con la imagen corporal se distorsiona la misma.
En general, cuando la preocupación por el cuerpo y la insatisfacción con el mismo no se adecúan a la realidad, ocupan la mente con intensidad y frecuencia, y generan malestar interfiriendo negativamente en la vida cotidiana.
Por otro lado, un estudio menciona que las personas que pasan más tiempo en redes sociales desarrollan más problemas con su imagen corporal y conductas relacionadas a la preocupación por adelgazar.
Reflexionar y ser críticos con esta realidad puede ser el mejor antídoto ante un mundo que nos invita a ser esclavos de la imagen.
Silvina Gimpelewicz
silvigimpe@gmail.com