MAREA ALTA, alerta de “spoiler¨
Tengo la suerte de recibir regalos inesperados que terminan siendo recursos de aprendizaje y de información muy valiosos para algunos de los proyectos en los que trabajo. Uno de esos obsequios fue llevar un curso de escritura de guion con la talentosa Luisa Mora, el proceso de aprendizaje con esta mujer no deja espacio para el aburrimiento y no contiene ningún tiempo gastado en lo absurdo.
Fue un proceso intenso que me hizo llegar a la conclusión de que no soy una persona apta para realizar guion de cine, se requiere de una paciencia y un talento que no tengo y que no estoy en condiciones de desarrollar en la actualidad. Lo que sí puedo hacer es apoyar los proyectos de otras mujeres que con mucho talento realizan esta actividad.
Luisa y yo revisamos varios títulos de documentales y películas que se fueron amontonando en una pila de experiencias por sentir a través de la pantalla y que tal vez nunca llegue a concretar completamente, pero que resulta en un acercamiento valioso a muchas producciones que también, por ser ambas mujeres, está muy lleno de historias contadas por ellas, que en realidad se condensa en nosotras.
Una de esas producciones despertó toda clase de sensaciones en mí, desde la ternura a través de una infancia sencilla, con muchos sonidos del océano, de risas, de palabras que hacían eco en los espacios en los que las niñas jugaban, hasta el dolor que causa la certeza de saber que el descuido de lo que las rodea, puede terminar con ese lugar en el que sueñan, construyen, proyectan y viven. Para colocar golpe sobre golpe, las niñas del documental sabían que su amistad iba a terminar en el momento en el que una de ellas -que sí tenía la posibilidad de hacerlo- se fuera de la isla para seguir con sus estudios de secundaria.
El documental “Marea Alta”, de la costarricense Michele Ferris Dobles, no cuenta una historia, hace que se viva. Nos muestra lo cotidiano de una vida que se aleja por mucho de la nuestra, del privilegio de no tener que preocuparnos porque el agua, que es a la vez fortuna y desgracia, cumpla la promesa inminente de acabar con los hogares, con la alegría y con la vida.
La historia se desarrolla en una de las islas más pequeñas de Costa Rica, La Flor de la Islita, ubicada en el Golfo de Nicoya y, a través de la narración escénica de elementos que se generan a partir de actividades reales, con personas reales y en un entorno completamente natural, Michele nos traspasa la piel mostrándonos a Jessica y a Carol, dos amigas que se describen como hermanas, que están en su último año de primaria y que, desde esa etapa de inocencia, ya reconocen la fragilidad de un entorno que amenaza no solo con quitarles su amistad, sus sueños y sus aspiraciones, sino que podría también quitarles sus hogares y sus vidas.
A lo largo del documental encuentro frases que resuenan conmigo y que ponen en mi pecho una presión que no reconozco.
-¿Por qué, porque qué pasa si descuidamos la isla, si no la protegemos y se inunda? ¿Qué pasa?
-Nos morimos
-¿O nos quedamos sin…?
-Sin vida
Aunque el maestro trata de presentar opciones menos dramáticas, las niñas saben la verdad, la asumen como un resultado muy tangible y posible del trato que se le de a la isla como espacio natural.
La producción también nos muestra el trabajo de una comunidad completa que se dedica a extraer productos del mar y la realidad reconocida de las mujeres que hacen trabajo de recolección al mismo tiempo que se encargan de muchas otras cosas, como la preparación de los alimentos, la crianza y educación de hijos e hijas, la limpieza de sus casas y la organización de actividades escolares y comunitarias.
Pero Michele no se queda en ese entorno ambiental que muestra una realidad que viven muchas comunidades que, como esta, basan su actividad económica en la pesca, en las chuchecas, almejas y moluscos que pueden recoger del mar; no, Michele también se sintió tocada y con la necesidad de mostrar esa otra realidad de estas dos niñas, amigas, hermanas por elección. Una que se siente feliz y plena en su espacio sin ruidos, sin peligro de autos, con libertad de deambular, y otra que quiere seguir estudiando y que sabe que debe irse para poder hacerlo.
-Jugamos mucho, nos divertimos. Eres mi mejor hermana. Yo a Carol la veo como si fuera mi hermana y mi mejor prima y mi mejor amiga.
-Aquí no hay luz. Aquí no hay electricidad, pero allá sí.
-Jessica, yo cuando sea grande quisiera tener un salón de belleza, pero las dos juntas.
En la pequeña escuela unidocente, son pocos los estudiantes que se gradúan de sexto grado de primaria y, curiosamente, es Carol quien finalmente no tiene la posibilidad de seguir sus estudios en la secundaria de la provincia, entre el ruido de carros y los peligros que la ciudad representa y que en la producción ella menciona como algunos de los riesgos de la ciudad.
-Me gusta la playa y uno está durmiendo y no hay tanto ruido. Uno puede ir a pescar, a salir, porque así en la ciudad, uno no puede salir sin los padres porque después nos atropella un carro.
El documental finaliza con Jessica en su uniforme de colegio peinándose para ir a clases, mientras en la isla, Carol juega sola a cortar un tronco con un machete y a escarbar la arena del manglar.
La Flor de la Islita es una isla que se encuentra a 15 minutos en panga de la provincia de Puntarenas. En el lugar no hubo servicio de agua hasta el año 2012, la misma debía ser llevada desde Puntarenas en bote. Con acceso parcial a electricidad a través de paneles solares.
En la isla habitan cerca de 80 personas, distribuidas en aproximadamente 25 familias. En una investigación realizada en el año 2015 se evidenció que la distribución de género de la población es de un 62% de mujeres y el restante 38% de hombres.
Sus condiciones laborales son inadecuadas ya que dependen completamente de los productos que logren extraer del mar, la mayoría no tiene permiso de pesca, no cuentan con garantías sociales y especialmente sensible es que no cuentan con seguro, ni con la posibilidad de obtenerlo.
El SINAC ha retomado la tarea de declarar como no viable una resolución importante para la situación de vivienda de los habitantes, alegando que los humedales deben ser protegidos por ser Patrimonio Nacional del Estado, y solamente se autorizan actividades de ecoturismo, investigación y educación y no lo que actualmente se desarrolla en La Islita.
Datos tomados del Diagnóstico de la situación de los pobladores de La Islita, Puntarenas. Documento de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura:
https://www.fao.org/3/i5681s/i5681s.pdf
El documental “Marea Alta” tiene una duración de cerca de 30 minutos y se puede observar completo y de forma gratuita en el siguiente link: